Don Rodrigo, por todos conocido, como un triste rey, ya que fue el valiente que hizo el papel de ser el que, frente a los moros en el 711, su reino, el visigodo, había perdido. Rodrigo entre witizzanos y vascones, andaba tan perdido, y herido que los vientos de la Historia por pena, comenzaron a tapar su imagen mientras el tiempo esculpía su leyenda.
El papel de protagonista de Don Rodrigo en nuestro “Teatrum Mundi”, el cual está actualmente orquestado entre cajas inglesas mal escritas e iglesias con coletas, acompañadas con las rimbombantes saitanas a pies de montes que cruzan los Pirineos…como observamos, el papel de Don Rodrigo, no fue fácil.
Don Rodrigo, cómo no, al perder ni más ni menos que el increíble, mitificado, problemático, pero nunca estudiado y olvidadizo Reino Visigodo de Toledo, fue culpado por la Historia como el gran rey perdedor, el visigodo más corrupto del Reino y de su Historia, ya que cometió varios actos vandálicos, muy deshonrosos y tremendamente injustificados, como fue el caso de violación de una mujer, la noble hija del Conde de Ceuta Don Julián, Doña Florinda, apodada por la Historia como “La Cava”.
La Cava, era una bella noble visigoda, hija del fronterizo Conde Don Julián. Imaginamos que La Cava, conocía cultura musulmana, debido a la cercanía con la zona islámica. El caso fue que la Cava, partió hacia la Corte Real, mandada por su padre, allí Don Rodrigo se obsesionó tanto con la dulzura e inocencia de tan noble dama que abusó de ella, un acto, por supuesto, asqueroso y sin justificación alguna, aquí comenzada la desdicha moral del Rey, comenzó el efecto espejo en su Reino.
Los primeros efectos ya estaban antes de la Cava, parte de la nobleza, prefería de reyes, a sus amigos, los descendientes del Gran mencionado sólo por su muerte, Witiza. Witiza hemos de puntualizar que no fue aquel rey de misterioso nombre y misterioso reinado mediocre que ha quedado en la Historia con la lápida 710: Muerte de Witiza.
Estos descendientes, los llamados por la Historia witizanos, luchaban por poseer el trono, por lo tanto, buena propaganda a Rodrigo, no crean que mucha harían, mala toda la que querían.
Don Rodrigo, ya con este berenjenal político montado, da un paso hacia el Norte, y ese berenjenal lo transforma en un frondoso galimatías regándolo, enfrentándose a los indomables Vascones del Norte.
Ante esta situación de crisis, el dolido padre Don Julián, con justificación de Justicia a propia mano, cree que es el momento de vengar la deshonra de su hija, y pacta con los musulmanes una ayuda al bando nobiliario, contrario a Don Rodrigo.
Los musulmanes reciben una visita de los católicos visigodos y asombrados por tal Historia, y cuánto más, alumbrados, por ese galimatías visigodo, pensaron que les interesaba ver qué sucedía ahí, esas tierras verdes, eran curativas para ellos en una época en la que el Imperio Omeya estaba en racha en cuanto a Imperio en Expansión.
Y así Tariq, convencido del poder curativo de Al Ándalus, entró por Gibraltar, que lleva su nombre, pero jamás fue recuperado por los visigodos ni por los españoles. Y se quedó sorprendido viendo las grandes batallas de los visigodos, pero más le impresionó la tierra sobre la que luchaban, no era como la del desierto, más frutas podían dar. Además, viendo aquello, se certificó de cómo combatían los visigodos entre sí, Tariq tenía ya las llaves de la Península, de Al Ándalus, tierra de vándalos o Vergel Verde.
Unos visigodos traicionaron a Don Rodrigo, que no era un ángel, recordemos la violación ejercida sobre Doña Florinda, denominada por la Historia con el trágico título de “La Cava”. Estos que traicionaron al deshonroso Don Rodrigo, eran aquellos que preferían a su más amistosos, (para ellos), descendientes del misterioso Witiza, que, en plena batalla del Guadalete, al sonar las cornetas de la traición, los Witizanos con su ejército al clamor de los insultos del Obispo Don Oppas contra Rodrigo, se pasan al bando de los mauritanos, los moros.
Se abren las bocas, el caballo del señor pasa, todos se sorprenden, se comentaba que don Rodrigo desapareció en el Guadalete cuanto después Toledo capital, ante los moros cae a machete. El que lo anuncia, viene acompañado de unos jinetes jamás vistos, los mauritanos, los llamados en aquella época “moros”, los cuales durante ocho siglos dueños de la tierra fueron, y sin que quedara de los que vivieron, todos juzgan sin darle la Historia a conocer quiénes esos "moros" fueron.
Se abría de nuevo el telón y aparecían hablando de los nuevos señores, un árabe y un visigodo que hablaban de como aparecía un nuevo señor en Vigo, y maldicho el señor, contemplando el paisaje dijo "la Vaca" y su traductor le dijo, no buen señor, usted habla de "la Cava", su señora, mi señora. Lo que no sabe el traductor es que a ese buen señor lo que más le sorprendía de toda esa historia fue la vaca que pastaba, mientras los visigodos batalleaban. Esos animales eran muy productivos y no se encontraban en el desierto, el "moro" las veía como oro mientras el visigodo luchaba por el oro.
Se cerraba el telón con Doña Florinda saludando. Continuaría la tragedia…o la comedia. ¿Quién era el bueno y quién era el malo?, se preguntaba el Toro cuando clavó el cuerno. Mientras el mar silbaba…
MAR: -Sabemos la trágica muerte de Don Rodrigo, pero no la de todos los que seguían vivos.
La Historia al oír eso acudió a sus libros, que de sus fuentes, la Historia, su memoria refrescaba y con firme voz pregonaba alegando que algo aquí fallaba, que es el dejarlo para mañana…
FIN
Resumen: El Reino visigodo legendario, cae mediante pactos nobiliarios, conversiones masivas al islam, todo mientras la antigua y legendaria élite legendaria mantenga sus tierras y riquezas, el Teatrum Mundi, se transformaba, el Reino Visigodo, se había convertido en Al Ándalus, mientras el pueblo llano, que fueron los últimos en enterarse de dicha inolvidable tragedia, de ella debatían mientras su vida igual seguía como hacía siglos, y la tradición y Dios mandaba.
Es decir, los problemas internos de un Reino, en decadencia, vecino de uno en expansión, crean una situación de tensión que estalla finalmente cuando el vecino en expansión arrasa quedándose con el Reino, pero resolviéndose sólo el problema del ganador. Ese dilema, esa tragedia, esa es la gran dicha de la Historia, que al igual que a los visigodos le pasó a los árabes que se mencionan con solo comedia o solo tragedia.